No hay peor ciego que el que no quiere ver

No hay peor ciego que el que no quiere ver.

En muchas ocasiones preferimos vivir cegados a una realidad que asumir que las cosas no siempre suceden como nos gustaría.

Esto genera frustración y desolación con lo sencillas que son las cosas, pero irremediablemente somos maestros en complicarnos la existencia.

Además, existen personas que por necesidad viven un drama constante con los sucesos de su día a día, quizá porque es su modo de llamar la atención, de justificar su adicción a la negatividad, o por una personalidad auto-destructiva desarrollada con el paso de los años.

En muchas ocasiones he puesto todos mis esfuerzos en ayudar a personas que estaban viviendo momentos complicados y al final he invertido mucho tiempo y energía sin ningún resultado, porque no hay peor ciego que el que no quiere ver. Al igual que lo han hecho conmigo y he hecho caso omiso.

Considero que debemos ser los héroes de nuestros tormentos personales, ya que hasta que no vemos las cosas por nosotros mismos, no somos capaces de reaccionar por mucho que intenten ayudarnos los demás.

Desde fuera es muy sencillo opinar y aconsejar, pero cuando te sumerges en un bucle de malestar, no es sencillo escapar.

En cientos de ocasiones, nuestro peor enemigo somos nosotros mismos y nuestros pensamientos.

-Amores no correspondidos:

Una persona a la que idealizas, de la cual crees estar totalmente colgad@ y que no te corresponde.

Una alarma se activa en tu interior y pones todo tu esfuerzo en gustar a la otra persona. Tienes todo tipo de detalles y atenciones con ella, pero no te ve como algo más allá que una amistad y a veces incluso ni eso.

Sufres porque deseas que ese amor sea correspondido, en lugar de alejarte de aquello que te hace daño.

Vendes con cada acción tu alma y tu seguridad moral. En vez de asumir que no podemos gustarle a todo el mundo por mucho que nos guste a nosotros.

Hay que asumir que no todos los sentimientos son correspondidos pero no hay peor ciego que el que no quiere ver.

La sociedad nos ha hecho convivir con un concepto idealizado sobre el amor y los sentimientos, que el cine debería catalogar como ciencia ficción más que género romántico.

Los finales de vivieron felices y comieron perdices de tantos cuentos, no son más que eso; cuentos.

No te narran como fue la convivencia entre ambos y por cuanto tiempo les duró esa felicidad.

-Relaciones tóxicas de pareja:

Con un principio digno de contar a todos tus allegados de como comenzó la relación, pero que cuando vas conociendo a esa persona en profundidad y el calenton del inicio se va enfriando, no todo es color de rosa.

El amor se construye día a día. Dos personas dispuestas a ir en una misma dirección sin que eso suponga renunciar a aquello que queremos.

Personas que se respetan tal y como son y no pretenden cambiarse para satisfacer sus propias necesidades personales.

Sí has conocido a tu pareja así, y supuestamente te has enamorado de ella… ¿Por qué con el tiempo pretendes que cambie?

Esa espiral de frustración es inaguantable para la persona que quiere hacer cambiar a otra y para el que sufre los reproches por no convertirse en la persona que esperan de el/ella.

Con lo sencillo que sería llegar a la conclusión de que no sois compatibles y ninguno tiene que cambiar para agradar al otro.

No funciona, pues ha sido un placer y a otra cosa, pero no hay peor ciego que el que no quiere ver.

Lo llaman luchar por hacer que funcione la relación pero en realidad es forzar la máquina hasta que explota. Llegan las discusiones, los reproches, la desilusión y un sin fin de comportamientos tóxicos que te alejaran de vivir en paz y sentir tranquilidad.

-Ni contigo, ni sin ti:

Personas que nos tratan a su antojo cuando les viene en gana, aquel llamado el perro del hortelano que ni come ni deja comer.

¿Quién es más culpable en este caso?

¿La persona que actúa así o quién deja que actúen así con ella?

La fuerza que otros ejercen sobre nosotros mismos, es un reflejo del amor o valor que tenemos hacia nuestra persona.

Solo tenemos poder sobre nuestras acciones, no podemos controlar el como actúan los demás.

No podemos quejarnos de como nos tratan otros ya que somos nosotros quienes lo consentimos.

Cada persona es libre de actuar a su antojo, no tienen por qué comportarse como nos gustaría.

En nuestra mano está el apartarnos de aquello que nos causa dolor para dejar de sentirlo, en lugar de luchar inútilmente para que el otro cambie, pero no hay peor ciego que aquel que no quiere ver.

No sé si será cabezoneria, orgullo personal, capricho o la necesidad de que nuestra realidad se asemeje a nuestras creencias.

Tendemos a justificar comportamientos de mierda que otras personas tienen con nosotros porque a veces no somos capaces de asumir que esas personas son así y necesitamos disfrazarlo para seguir luchando por cambiar los hechos.

no hay peor ciego que el que no quiere ver

Es muy sencillo:

-Sí no muestra interés es que no le interesas.

-Sí has conocido así a la persona y no te gusta con el tiempo lo que ves, el problema es tuyo.

-¿Juegan con tus sentimientos y no te alejas? Tú lo estás consintiendo.

Puedes buscar todas las excusas que quieras para seguir luchando inútilmente y frustrandote diariamente, pero vida solo hay una y solo tú decides en que invertir tu tiempo.

Todo es tan sencillo o complejo como nosotros lo queramos hacer, pero no hay peor ciego que el que no quiere ver.

-Sara J Pajares-

#Locapormitutú


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