Personas invisibles
Aún nos queda mucho por aprender como sociedad, no somos tan valientes como aparentamos ser.
A veces decidimos cerrar los ojos, mirar hacia otro lado, y ese es otro modo de defender lo indefendible.
Somos cómplices de que existan personas invisibles que son juzgadas delante nuestra, cuando no hacemos nada para evitar que suceda.
Seguro que en más de una ocasión, te has visto involucrado en una conversación donde se ha impuesto una opinión a otra persona y has callado, o incluso has llegado a participar en esa mofa «sin maldad»
Pues bienvenido a la realidad, has participado y eres culpable como el que más.
Somos egoístas por naturaleza, imponemos nuestros pensamientos y experiencias cuando hacemos que escuchamos a los demás.
Realmente no escuchamos sus deseos, sino como a nosotros nos hace sentir lo que dicen.
Mostramos empatía disfrazada, porque está muy de moda decir que nos ponemos en la piel de los demás, pero la realidad es que no lo hacemos.
Existen personas invisibles cada día delante de nuestros ojos, que ocultan su verdadera personalidad o deseos, por no atreverse a dar el paso de ser ellos mismos y quedarse estancados con el qué dirán.
A ti persona invisible:
Pasan los años y siempre complaces a los demás, pero ¿En algún momento te has llegado a complacer a ti mismo, sin que el ruido de las opiniones ajenas retumbe como un eco en bucle en tu mente?
Nadie te enseñará a luchar, es algo que con el tiempo aprenderás, si siempre te rindes sin intentarlo, no sabrás si tu vida puede cambiar.
Quizá no es fácil, pero deja de ser aquello que se espera de ti, empieza a escucharte, rompe tus propias normas y sal de esa cárcel de cristal.
El éxito no está asegurado, pero quizá te acerca a saborear un poco aquella libertad que nunca has llegado a sentir y realmente deseas.
El miedo te acorrala, te ahoga cada día, te encierra en un laberinto sin salida.
¿Pero sabes una cosa? Nadie morirá por ti, tu vida es tuya y solo tenemos una oportunidad de estar aquí, depende de ti decidir cómo aprovecharla.
Tus decisiones te llevarán al lugar donde quieras estar.
Si te equivocas, siempre puedes volver a empezar, mientras haya vida, existe esa posibilidad.
Deja de ser el hijo bueno, el amigo complaciente, aquel que no hace ruido por no molestar, porque en tu mente esos decibelios, en cualquier momento pueden explotar.
Deja de juzgarte, porque permites que otros lo hagan constantemente.
Empieza por ser tu mismo, y cuando te sientas preparado, muéstralo a los demás.
Sal al mundo, te aseguro que a veces acojona un poco como está, pero con el tiempo, no te arrepentirás.
¿Alguna vez has hecho algo que te apasiona? Nunca es tarde para descubrir y experimentar.
Acéptate, no somos perfectos y es mejor pretender no serlo, porque eso te acerca un paso más a la libertad.
Vive tu vida, es lo único que te pertenece, es tuya y de nadie más.
