Él y ella cada cual sintiéndolo a su manera.

Él y ella cada cual sintiéndolo a su manera.

Él por ella.

Nuestro biombo de los trapos sucios no lo movemos, nosotros siempre miramos el mapa creado con 3 puntos, pero tu creaste un plano.

Mis puntos de interés llevaban la trazada de la tangente del miedo a perderte, pero no de los de plan B, de los de corazón abierto. De los que nunca viste. De los que ya no hay.

Por esa canción, por esa taquicardia, por mi mala vida, por mi máster en meter la pata. Por doctorarme en ti.

Que si, que mi vida es un salto de puenting, que no me acompañes. Que ya no.

Por mi egoísmo de auto enamorarme de tus desplantes, por tus textos en mi cabeza, que sí, que son tuyos, por la simbiosis del papel y el boli.

Por mi amnesia de perder la habilidad para saber dónde llega en la última textura de tu vestido y empieza mi vergüenza, por el chascarrillo de mi pereza. Pero, que sí, que ya no. Pero que sí, que siempre tú.

Y si te busco te encuentro, nunca sola, siempre sintiéndote sola.

Que si, que si me necesitas estoy aquí, siempre solo como todos los agostos recogiendo trastos.

Como todos los abriles cosiendo pieles de ilusiones de dependencia por el vicio de descorchar barriles, por la culpa de mi pasotismo, que hacen ver un atisbo de necesidad de amor; Que si, que les digo lo mismo que te dije a ti tronca, que es un polvo que es mi placebo en el humo de mi cacharro, que sí, que eso también es tuyo.

Que si, que es no, que sí, que tu soledad lleva nombres y apellidos, la mía la que yo elijo, no. La mía es mía como tú eres suya. Que si, que ya no, que sí, que es inesperado. Como yo.

Él y ella, ella y él. Él por ella, ella por él.

Ella por él:

Tú que me decías que aquello eran cosas de mi mente, tan locas mis verdades que el mayor controlador de nuestras vidas me dio la razón.

Yo, que la detesté a ella cuando tú eras el único culpable.

Lo único que hizo, fue amar a la bestia que habita en ti. Yo prefería el salvajismo en otra parte…

Tú que venías por el desahogo, ya que su inexperiencia no te encendía de aquel modo.

La faltaban encajes, quizá nunca usó aquel placebo del estilismo de los devoradores de piernas largas y ligueros de seda con los que rebuznabas y te ponías como un toro.

Yo, que en la desesperación de recuperar aquello que creamos, vendí mi alma al peor postor.
él y ella

Tú creyéndote dueño del destino, jugando con los sentimientos a tu antojo.

Que ella era una amiga, que yo era tu ex… y así pasaban tus días, entre paseos y la vibración de aquel colchón.

Yo, que me metí en un laberinto sin salida, desafiando mis propias verdades. Día a día dejé de creer en mis posibilidades, mientras me entregaba de nuevo a ti.

Tú, que pensaste que lo tendrías siempre todo bajo control, pero se te olvidó que en algún momento yo podía despertar, quitarme la venda de los ojos y dejarme atar a la cama por otro hombre.

Yo, que volví a brillar y gozar. Me sentí viva de nuevo mientras él me daba vueltas en el salón deslumbrado por la lencería más mediocre de mi cajón.

Tú y yo, yo y tú, tantos para siempre que he escuchado a lo largo de mi vida, que me siento la musa del olvido, tras las copas de whisky de reserva y las litronas más baratas que se llevan al parque.

-Sara J Pajares-

#Locapormitutú


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