Ni vencedores ni vencidos, verso a verso creando un holocausto textual.
QCM:
Locura en la soledad. Intentándolo y dándome por vencido. Donde las pequeñas cosas marcan la diferencia.
Donde el daño te hace mejor. Intentando decidir entre la primera palabra de la frase o abandonar este párrafo.
Como es posible llegar a esta situación. Siendo inolvidable estando frustrado. Siendo el mejor en lo peor. Lo único que quedan son palabras.
Hasta Shakespeare entiende los inicios empiezan con érase una vez parando el reloj.
Siempre entre nosotros fue, no es solo una forma del tiempo futuro.
Todo trata sobre el tiempo todo trata sobre ti. Siendo creativo en la soledad no importa el problema.
Cuando lo matemático une lo negativo y lo positivo. Siempre mi playlist me recuerda porqué te elegí a ti, explotándome la cabeza con nuestros recuerdos.
Te echo de menos y algún día, no será una playlist, sino un sueño hecho realidad.
SJP:
Me di por vencida, si, me maldijeron hace años. El amor solo será cosa de las películas y mi imaginación.
Porque el ya me hizo feliz un día, durante un momento determinado y me alejé por decisión propia del sentimiento más inmenso que había tenido jamás.
La melancolía ya no forma parte de mis días, las canciones de amor no me hacen sentir nada.
También jugué y cargo con la culpa de no haber correspondido con los mismos sentimientos, cuando me alzaban a aquel pedestal donde si miraba abajo podía ver el mundo tan pequeño que echaba de menos a la multitud humana.
La estabilidad sentimental, esa que nos ha marcado la sociedad, alguien a quien amar, con quien casarte, tener hijos antes de que se te pase el arroz, siempre he sido más de pizza, que culpa tengo yo.
Lo siento, ya no creo en el amor actual y mira que veo publicaciones románticas en las redes, pero la pareja perfecta, no lleva un hashtag. La pareja perfecta no necesita alardear de su relación.
Mírame, verás que no puedo vibrar, que no quiero escuchar ni un para siempre más, ni volver a saber nada de la palabra ¨perdón¨
Me han compuesto canciones a guitarra, me han hecho grafitis en el suelo para pedirme una oportunidad. Pero dudo que nada vuelva hacer que se me estremezca el alma y me vuelva a palpitar el corazón.
Soy el amor de mi vida, y si quieres entrar, baila con pies de tango a la mediocridad, todo dentro de mi está desordenado, es mejor que escapes antes de que sea demasiado tarde, y no haya vuelta atrás.
Ni vencedores ni vencidos. Sin miedo a continuar.
QCM;
Hoy, me embargaron tus recuerdos y pedí otro préstamo más a mi ventrículo izquierdo.
Donde mi arteria de los fracasos se acumulan como mis zapatos viejos.
Si, tengo la manía de no tirarlos. Ellos me recuerdan el camino que recorrí para no desandar lo andado para pagar tu peaje.
Y mientras hacía repeticiones y ejercicios recordatorios, tomé conductas alternativas. Desfilaban piernas por mi pasillo, despertares anocheciendo, viviendo sin piedad.
Destrozando rutinas, siendo mal ejemplo.
No me quieras, quiérenos. Pero a mi no. A mi no se me puede querer, querer no es sufrir. Aplasta mi alma, tengo plaquetas para curar tu dulzura y poca vergüenza para regalar.
Quema piedra, aceite, ruedas. Mi almohada mi psicóloga. Tu, mi razón. Yo, tu lastre. Nosotros somos nosotros. Pero si me ves, sexualízame, hazme sentir vivo, quítame la ropa no los miedos. Arremete contra mi cuerpo no contra mis sueños. Destrózame de placer, no el corazón. Y cuando te vayas déjame una nota. No muy larga ni tampoco corta. Dime que te has ido y que tampoco esta vez volverás. Y cerraré la puerta, tan fuerte que siempre la tendrás abierta.
Pero solo te pido una cosa. No vuelvas más para quedarte. Ven para recordarte. Pero ven, que si que te dije que no.
SJP:
Ya no sé mirar atrás, me produce contracturas innecesarias. Ni vencedores ni vencidos.
Ya no soy capaz de escribir bajo el dolor de mi llanto, ese que llegó a provocarme heridas en la cara hace dos años.
Observo desde el cristal dejando la ventana entreabierta, pensando en vivir, o seguir en la jaula sin barrotes que me mantuvo intacta del sentir.
Doy pasitos a ritmo de caracol, mientras en las noches agarro fuerte las sabanas, por el placer de aquel juguete, que me mantiene un rato ocupada.
¿Cómo era aquello de que te acaricien el cuerpo con ansia y desear aquel empujón final para explotar?
¿Cómo es aquello de besar como si no existiese nada más alrededor?
Sigo observando, viendo el mundo pasar, miradas ajenas que se alejan cuando descubren, que no soy eso que se espera de mí y ya no me da miedo demostrarlo.
Me divierte el juego no lo puedo evitar. Soñar con citas imaginarias que luego al volver a la realidad, la mediocridad me aplasta la piel y me doy cabezazos contra la pared, en lugar de con el cabecero de la cama.
Te idealizo sin querer, lo siento, es mi mayor defecto que intento convertir en virtud, así llevo treinta y pico años.

Me generas intriga, sonrojas a mi subconsciente. Eres una pequeña sorpresa que escapa de la rutina de los WhatsApp diarios.
¿Recuerdas a la media hora de hablar cuando me dijiste que nos fuésemos a recorrer el mundo entero? Tarde veinte tres segundos mentales en preparar mi maleta rosa para escapar.
Pero en las paradas de aquel tren, no conseguí salir corriendo, bajé en mi destino como era de esperar.
Ni vencedores ni vencidos, aquí hemos venido a jugar. 😉
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