Malos momentos. No hay mal que por bien no venga, ni que por cien años dure porque nada es eterno y nos olvidamos en muchas ocasiones de ello.
Superar las adversidades. Ver el lado bueno a aquello que es opuesto a nuestros deseos.
Ahora lo llaman resiliencia, pero ese poder siempre estuvo en nosotros antes de convertirse en una palabra de moda, que muchos pronuncian y realmente no saben aplicar en sus malos momentos.
Cada uno tenemos nuestras propias complicaciones y preocupaciones. No tenemos una vida simple porque queremos que nuestros sueños y objetivos, sean parte de nuestra realidad.
El éxito requiere trabajo, tiempo, esfuerzo y constancia, pocas veces te llegará regalado.
Tener una enfermedad no es algo bueno, pero quizá hace que seas consciente de lo que no quieres en tu vida y empiezas a vivir la vida que realmente deseas.
Perder tu trabajo no es algo positivo, pero es posible que te lleve a otra oportunidad laboral que te aporte más que la anterior y si no lo hubieras perdido, no lo habrías sabido.
Que te deje o engañe tu pareja cuando estás completamente enamorado, no es algo que pueda parecer bueno, pero que te ocurra eso, te da la posibilidad de conocer a otra persona que de otro modo no hubieses encontrado.
No todo es tan malo, al igual que no todo es tan bueno. Lo principal es ser consciente y mantener ese equilibrio.
Ocurren desgracias y tragedias diarias que por supuesto no tienen nada positivo y de las cuales no se puede sacar ningún aprendizaje. Solo hay que poner la televisión y ver lo malito que está el mundo en el que vivimos.
La vida no es de color de rosa, a pesar de los malos momentos, es maravilloso tener la oportunidad de vivirla.
No hay mal que por bien no venga, es una filosofía que hasta el momento forma parte de mi vida.
No he vivido por suerte nada tan malo, que no haya podido sacarle el lado positivo. Los malos momentos con el tiempo han quedado en el olvido.
Me he ido alejando de todo aquello que no me hacía feliz. No tenía ningún tipo de necesidad de mantenerlo junto a mi.
He ido en busca de la alegría cuando se escapaba de mis días, porque al final siempre he buscado la manera de volver a encontrarla. Forma parte de mi naturaleza y aunque a veces se escape, la vida me parece más bonita cuando estoy cerca de ella.
A veces he sonreído teniendo el alma rota, porque no ha habido dolor hasta ahora, que me haya quitado las ganas de sonreír.
No hay mal que por bien no venga. Todo aquello que no parecía bueno en un inicio, tenía su moraleja o me ha llevado a un destino de oportunidades que no habría vivido si no hubiera tomado esa decisión o hubiera vivido esos ¨malos momentos¨.
Al despertar cada mañana, me siento afortunada por la vida que estoy viviendo, por el camino que voy construyendo, por lo que viene y por lo que a veces, es mejor que se vaya.
Todo depende de como sienta cada uno sus vivencias. La valentía con la que se enfrente a los problemas.
Llora si lo necesitas, preocúpate tenga o no tenga solución. Si estás dispuesto a creerlo, algo positivo te traerá con el tiempo ese mal, que quizá ahora no sabes apreciar.