Después de la tormenta siempre llega la calma

Después de la tormenta siempre llega la calma. Andaba sin buscarte, pero tú ya me habías encontrado tiempo antes.

Creí creer en el querer a primera noche, pero a ti antes de aquella, ya te quería, aunque no del mismo modo en el que te empecé a querer aquel día.

Sabías que pasaría, porque estudiaste cada una de mis palabras, mis movimientos, mis frases programadas se convirtieron en tu rutina.

Te dije que te quería aquella primera noche, y desde ahí caí rendida a la sentencia de tus mentiras.

Antes de acariciar mi cuerpo, ya habías acariciado mi mente, sedujiste a mis pensamientos.

Te follaste el cuento hasta que dejé de ser mía, para entregarme por completo a ti. Tu ego, ganó la partida.

Años antes, mientras yo pensaba que tenía el consuelo de mi amigo, tus sentimientos creyeron entrar en juego.

Tú que no aceptaste un no por respuesta, le echaste un pulso al amor y por tus cojones no paraste, hasta conquistarme.

Te convertiste en todo aquello que yo podía amar, poco a poco fuiste entrando en mí, porque de otro modo no te habría dejado pasar.

Hasta que me penetraste tan fuerte, que ya no tuve escapatoria. Entre gemido y gemido me hacías sentir en el lugar más bello que había estado jamás, me hacias sentir en la gloria.

Insaciables mis ganas de ti, te deseaba todo el tiempo.

Deseaba sentirte a cada instante, era mi momento preferido del día. Tus ansias y las mías perdían el control unidas. Después de la tormenta siempre llega la calma.

Nada es para siempre. Fue un sueño mientras duró que se convirtió en una espantosa pesadilla, noches de desvelo recordando un pasado del que llegué a dudar si ocurrió de verdad o solo fue producto de mi imaginación.

Empezaste soltándome de la mano. Cada uno pasaba el tiempo en un rincón del cómodo sofá y de los incómodos pensamientos.

Besos por compromiso sin un ápice de pasión. Eran tan fríos como nuestra relación.

Me culpabilizabas por no querer asumir tus responsabilidades y yo llegué a creerlo.

La esperanza, tan cruel como mis recuerdos, hasta el último momento la mantuve viva porque no podía creer que tú y yo acabásemos así, que llegase nuestro punto, final y nunca más volviese a saber de ti.

Tú traición, acabó siendo el alivio de mis días. Salí de esa oscura cárcel de cristal y alcé de nuevo el vuelo.

La oscuridad que me hiciste sentir, ya no forma parte de mi vida. Después de la tormenta siempre llega la calma.

Después de la tormenta siempre llega la calma

El brillo y la especialidad que te enamoró de mí, a tu lado se esfumó por cada parte de la máscara que se te caía.

Jamás pensé que tú serías capaz de hacerme algo así, pero la única culpable fui yo por entregarme a ti sin medida. Por entregarme sin conocimiento.

Alimenté a tu ego y entré en huelga de hambre a tu lado.

No conseguí mantener a dieta mis sentimientos. Mi fuego interior pedía a gritos salir y ahora que estoy sin ti y ha pasado el tiempo, me siento mucho mejor.

A pesar de todo, gracias. Quiero pensar que este no era tu golpe maestro y realmente tenías otras alternativas, pero antes de ti, improvisar siempre fue mi mejor plan.

-Sara J Pajares-

#Locapormitutú


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