Amistad peligrosa

¿La amistad peligrosa con el paso del tiempo puede continuar?

Gracias al chico tímido que acabó siendo un excelente amigo con el paso del tiempo, la princesa desencantada conoció al príncipe de las tinieblas, ese hombre que va por el mundo como si nada le importase demasiado, pero que cuando la princesa entró en su vida, sus valores morales pasaron a un segundo lugar;

Una moneda, rímel corrido, un vestidazo, tacones tirados, melena a medio peinar. Un destino, con o sin objetivo fijado. Un sábado en cama, después de un gran viernes de descontrol, la indecisión de no saber, si salir o no, dejé que la moneda tomase la decisión.

Amistad peligrosa

Apareciste una noche cualquiera, una casualidad, una noche sin planear, te olí, supe, que eras especial.

Un baile de máscaras monstruosas y muertos vivientes, fue la noche de nuestro segundo encuentro, un acercamiento por instinto, y una barrera delante de ti, sabiendo que quería investigarte, hurgar por tu mente, para saber que estaba en lo cierto, que tu mente estaba en un abismo diferente. Lo sé, somos preciosos.

Otra noche de fiesta, tu elegancia impregnando aquel lugar, caballeroso de no hacer a la dama esperar. Me declaré inocente de este comienzo. Puede, que no me sintiese culpable al finalizar.

Una lista de motivos para brindar vino después, acompañada de otra noche de diversión, mordiscos de regalo, y esa conexión notoria, que comenzaba a surgir, la ternura de un beso en la frente me diste por regalo. La veintiuna razón fue, que no fuese la última sonrisa que te robaba.

Juegos de palabras traían loco, a las personas de nuestro al rededor social, noches enteras saboreando las experiencias, de la preocupación sentimental, descubriendo secretos, anécdotas que contar.

Pocos creían en esta amistad peligrosa.

Orejeras peludas para robar otra de tus sonrisas, jirafas lanzando millones de besos para robar las mías, manteniendo ese juego de lucha de poder y diversión, sin llegar a ceder ninguno, al otro la razón.

Es sólo una canción. ¡Qué desilusión! Una navidad pasada por mensajes, grabaciones de felicitación, el sonido sentido, de tus dedos acariciando, las melodías que yo podía escuchar. Unos buenos días
para la princesa, unas buenas noches para el bello, para el muñeco precioso, para el adorable mordedor.

Una tarde de cervezas, celebrando el nuevo año, llorando de la risa por los vídeos de aquel show.

Más mensajes para la princesa, más historias de quien es quien, y hacia donde nos lleva cada cual, más canciones, más confesiones.

Una revolución, mientras nosotros sólo nos divertíamos charlando, me culpaban de lo mucho que cambiaban los gestos de mi expresión facial, un desconcierto generalizado, el que llegamos a crear, nos
resguardábamos en nuestra cueva, de miradas ajenas, que alimentaban, el rumor mental.

De repente surge un plan, una gran sorpresa que planificar, una tarde de compras, y otro momento mágico que celebrar, aquel día de lluvia, en el cual la princesa estaba protegida una vez más.

La gran noche llegó, todo fue sensacional, a altas horas de la noche, la tensión, casi nos hizo envolvernos en un limbo de pasión, al día siguiente, aún quedaban cosas por celebrar, otra noche más.

Una maravillosa canción de domingo que no podía dejar de escuchar, un sueño por encontrar a tu princesa platónica, llenó mi cabeza de ilusión.

El hábito de la conversación escrita, comenzó a ser un ritual entre los dos, frases indagando en la complicidad, voy buscando lo que quiero, averiguando a mi manera. Mientras, intentaré a la vida,
negociarle, lo que tengo, lo que tú ya sabes.

Esos viernes de tranquilidad bajo la gran pantalla, mientras el bicho no paraba de estudiar.

Llegaron momentos tensos por malentendidos, y esperar esas palabras de alivio, para que todo volviese a la normalidad. Castigos divertidos, para evitar el consentimiento de la princesa. Somos como animales,
sobreviviendo bajo nuestros planes.

Una pequeña crisis laboral, me mantuvo desnuda en el mundo de los mortales. Tu llamada para relajar, mi preocupación, una vez más, fuiste mi salvador.

Más viernes de tranquilidad, unido con un sábado de delicias culinarias, con cosquillas grabadas de regalo. Más secretos, más conversación, más y más conexión.

Un descuido de desconcentración, hizo del dolor físico, otro momento protegida por tu compañía.

Un día comercial, donde el materialismo, se convierte en amor. Decidimos brindar por ese amor propio, que a ambos nos caracteriza. El mundo entero, no nos vale, ayer por la noche nos estaba pequeño. Una
sorpresa improvisada, y la magia que creamos para el San perfect day.

Pasan las horas junto a ti, no en cuerpo presente, pero siempre con palabras marcadas.

Un truco, con trato futuro, todo dependiendo de la situación sentimental de ambos.

Una noche más, esta vez sin unión, yo siento deseo de despertar mi letargo de monstruosidad, y apareces con juegos salvajes, que hacen que esta vez, no quisiese poner barreras. Todo sigue en tranquilidad, nuestros cuerpos no han danzado al mismo compás.

Te extraño, añoro todo aquello que hemos creado. Bichejo.

¿Dónde estás? Estas noches están desnudas, sin tu calor y comprensión verbal. Esta amistad peligrosa se nos ha ido de las manos a los dos.

Aquello se convirtió en una amistad peligrosa que con el tiempo acabó en distancia por parte de los dos. Un año y medio después tuvieron encuentros esporádicos, y en uno de ellos surgió, esa pasión de la cual se quisieron alejar pero que a ambos les acabó atrapando.

Pero aquello acabó cansando cuando no llevó a nada más, por parte de ninguno de los dos.

La amistad peligrosa no siempre acaban bien.

-Sara J Pajares-

#Locapormitutú

 


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0 comentarios en “Amistad peligrosa”

  1. Bueno, realmente lo que te llevas es la experiencia y esos recuerdos, las amistades peligrosas tienen su punto de gracia, de vez en cuando nos aportan chispa a la vida y permanecen luego en nuestro recuerdo!

  2. ¡Ay, qué relato! Yo soy de las que piensan que de toda relación se aprende algo. Y que si lo hemos pasado mal con ella, saldremos más fuertes y sensibles. Las amistades peligrosas pueden tener su morbo en un primer momento, pero, desde luego que pueden acabar muy mal y hacernos daño y sufrir.

  3. Un relato muy veraz. Lo que si digo es que hay que experimentarlo y vivirlo en primera persona, lo cúal el tiempo pone a cada uno en su lugar. Unas veces se gana y otras no, pero lo importante es encontrarse a gusto consigo mism@.
    Mil besos!.

  4. No todo tiene porque salir bien, la verdad es que es divertido muchas veces, y bueno, cuando deja de serlo hay que alejarse, no hay otra forma. Aunque hay tiempo para muchas clases de amor y car uno tiene su gracias, hace tiempo que me dejó de gustar las amistades peligrosas, hoy prefiero las seguras, las tranquilas, las amables. Pero tal vez si no fuera por aquellos amores no podría comparar. Me alegro del resultado, del aprendizaje, de la experiencia.

  5. Amores tóxicos creo que todas hemos pasado por ellos, son inevitables por más que nos demoremos en darnos cuenta, como que están allí, como que son complicados y a veces imposibles de dejar. Cuando al fin sales no comprendes qué pasó, quién eras tú en ese momento, por eso viene genial conocer experiencias para no caer en lo mismo o al menos salir más rápido de ello 😀

  6. Que pasada de relato!!!!!! Desde luego una historia como este puede perfectamente formar parte de la vida de cualquiera.Muchas veces nos complicamos más de lo que deberíamos cuando va veces todo es mas simple.Un besoo!!

  7. Tiempo sin pasarme por acá y como extrañaba leer tus relatos cargados de emoción! Éste en específico, me encantó y me sentí muy identificada :'(
    Gracias por compartir tus pensamientos
    Besos!

  8. Que relato más interesante….. un relato como este forma parte de la vida de todas….. y quien no lo haya vivido no podrá saber lo que es el amor verdadero, el que te trae todo pasión , amor, amistad, futuro y un para siempre

  9. A veces hay relaciones que quisiéramos que llegaran a más pero simplemente no se puede, están destinadas a ser sólo una parada y no nuestro destino final, pero es mejor eso que vivir con desencanto.